¿Quién estaba allí? Adivinen.
La inteligencia militar (dos conceptos difícilmente conjugables) tenía incluso prevista la cantidad de bajas que se iban a producier en el hipotético caso de un ataque marroquí. En una "teórica", un compañero se lo preguntó al sargento que estaba dándola. La respuesta fue inquietante: se calcula que va a sobrevivir un 25% de la guarnición. ¿Posibilidades de huir? Ninguna. ¿Preparación de la clase de tropa? Muy escasa, sobre todo en lo referente al manejo de armas, prácticas de tiro y material disponible para la pelea.
La principal preparación de los reclutas en el campamento consistía, en mis tiempos, en aquellos tiempos, en desfilar en perfecta formación para hacer una ceremonia de jura de bandera perfecta y demostrar al pueblo que existía un ejército y que sabían desfilar. Nada más. Del resto: del "arte" de la guerra, suspenso general a todos los miembros de aquel colectivo llamado ejército de tierra. El que yo conocí, por sorteo. La objeción de conciencia estaba recompensada con la cárcel. La reacción vivía dentro de los cuarteles. Hasta hoy.
¿Qué hubiera ocurrido si Hassan II manda atacar a su ejército? Probablemente, al 75%, esto no se hubiera escrito.
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