viernes, 15 de agosto de 2014

Ceuta. Un año para ver,leer y oír música.¿Todo? por la patria.




Gracias al azar, combinado con una altísima dosis de mala suerte, tuve que hacer la mili en Ceuta.
Una ciudad plagada en aquel entonces, primeros de 1976, de soldados, con la amenaza peremne del
ejército marroquí de un rey Hassan que, envalentonado por haber conseguido arrebatar a España el territorio del Sahara (las minas de fosfatos de Bu-Craa , para hablar con propiedad) mantuvo la estrategia
de la partida política colocando soldados a escasos metros de la frontera de Marruecos con Ceuta.
Desde la carretera del Serrallo, junto al cuartel de la Legión en García Aldave, se veían las tiendas perfectamente alineadas del ejército moro. Los informes de los espías hicieron que los mandos nos mantuvieran dos meses largos durmiendo con los correajes y los cargadores de nuestros Cetmes -el fusil ametrallador que usaba el ejército- por si las moscas. Ycon más motivo, en todos los puestos cercanos a la frontera, como era el caso del mío. Finalmente no ocurrió nada.
Ceuta era, es, una ciudad andaluza, puerto franco aún hoy, en la que conviven ciudadanos de tres confesiones: cristianos, musulmanes y judíos. Tal vez debiera añadir otra, cada vez más creciente : los indios o hindúes junto a los pakistaníes, a los que debo confesar que no soy capaz de distinguir.
Nunca tuve la suerte de poder disfrutar de Ceuta como un ciudadano más, pues en aquella épòca, a los soldaditos de a pie no se nos permitía salir a pasear por Ceuta más que a partir de las 18h hasta las 21h, a las que había que estar en el cuartel para la lista de retreta (la última del día). Los sábados nos soltaban a las 15h -hasta las 21h- y los domingos a las 10h se podía uno escabullir del cuartel hasta la noche.
¿Qué hacer, a dónde ir ?  Mal asunto, si iba uno de uniforme. Un estigma. No eras más que un bulto de caqui. Más o menos como un coche que va por la carretera, que pasa y ni se le mira. Gracias a las estrictas normas-ordenanzas, las llamaban "ellos"- militares, no se podía salir con ropa de paisano. Había que ir uniformado, no sé si para intimidar a los morunos, abundantes, o para dar sensación de protección hacia los "caballas", que es el gentilicio que ellos mismos, los ceutíes, se aplican. Dicho esto las alternativas para divertirse uno eran escasas tirando a nulas. La más utilizada era ir a la central de la telefónica y hacer cola, ticket numerado mediante, para llamar a la familia o a la novia. Por suerte idearon el sistema de estos tickets, pues si no, la central de la Telefónica hubiera reventado de gente.
Los moros vivían en su barrio, El Príncipe, hoy de actualidad gracias a una serie de televisión y salvo los que trabajaban en la zona cristiana, no salían mucho de su ghetto. Los judíos pasaban desapercibidos, pues no eran muy fáciles de identificar, estaban siempre al frente de los comercios que más horas abrían, igual que los hindúes y pakis. Los chinos aún no habían desembarcado. En ese año creo recordar que no había ni un solo restaurante chino. Como punto de referencia, en Bilbao había solamente uno. Tampoco habían desembarcado aquí. Volviendo al año infausto, ¿cómo mataba uno el tiempo?
Si yo fuera argentino, lo definiría con una sola palabra: extrañando. Los gallegos se la pasaban llorando, la morriña, ya saben. Librerías decentes, pues no. Me costó horas de callejeo buscando algún escaparate con algo decente que llevar en el macuto para leer, pero algo encontré. Clásicos y algún best-seller del momento. Siendo Ceuta una plaza con "puerto franco" a lo único que dediqué el escaso dinero gastable fue a comprar un buen radiocassette, dándole más importancia a la radio, para escuchar la radio de Gibraltar, la BFBS, es decir la British Forces Broadcasting Service, que como seguramente habrán deducido, era  el Servicio de emisoras de las fuerzas británicas. Si la SER de Ceuta, lo más audible, o Radio Algeciras, la competencia, eran duras de oír, la BFBS era una maravilla. Lo último en música pop/rock/blues del imperio británico con Londres como capital y cómo no, con las últimas novedades de los Estados Unidos. Aprendí más de música que en toda mi vida anterior. Y aprovecho para decir que, a mi juicio, 1976 habrá sido posiblemente uno de los años más creativos en la música rock de la historia. Al día había dos programas de media hora en RNE (Radio Nacional de España), Imagen de un famoso, y Los clásicos de la música ligera, conducidos por el gran Angel Alvarez (bajo guión de Carlos Domínguez, añadía).Uno de los momentos más emocionantes fue cuando, por sorpresa, Angel Alvarez dedicó un programa a Urko, cantante donostiarra y en aquel tiempo un "borroka", inimaginable en las ondas de Radio Nacional.
En definitiva, que la música me salvó la vida. Contuvo la furia que le tenía guardadaal ejército por tenerme un año y tres meses sin hacer nada de provecho y dejando pasar oportunidades que nunca volvieron a presentarse. ¿Todo? Por la patria. Nein, danke. (No, gracias)  Rezaba el slogan alemán para contestar a la pregunta ¿Atomkraft?  (Energía nuclear)
No, gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario