viernes, 15 de agosto de 2014

Los errores judiciales. Massimo Carlotto.

Massimo Carlotto, el escritor que fue un error judicial



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El error judicial marcó la vida de este autor italiano, que sobrevivió al proceso judicial más kafkiano de la historia: 18 años de cárcel, 11 causas penales y 86 juicios por una falsa acusación de asesinato. Hoy es uno de los grandes escritores de novela negra.
Massimo Carlotto (Padua, 1956) es un autor marcado, como pocos, por su destino. Un escritor que vivió en su propia carne una falsa acusación de asesinato, una detención infame y una instrucción judicial rocambolesca, pertrechada de errores y de prevaricación, que, al fin y al cabo, le convertiría en víctima de la persecución política, la represión y el exilio. Pero que, sobre todo, acabaría coronándole como uno de los novelistas del género negro más famosos de Europa.
Un chivo expiatorio, en definitiva, de la corrupción policial y judicial. En "Hasta nunca, mi amor" (Emecé), su última novela, se pueden rastrear capítulos de esa fascinante biografía, que, en su caso, le ha servido, al menos, para crear una de las trayectorias narrativas más sugerentes y personales del actual panorama literario italiano, en la que devuelve, novela a novela, cada uno de los golpes recibidos: describe episodios reales de la connivencia entre la política, el dinero, el crimen y la justicia que le condenó.

De hecho, su grotesca experiencia judicial fue la que le empujó a escribir: "Si no habría sido farmacéutico, pero si me puse a escribir fue porque lo necesité". Carlotto es todo un símbolo en Italia, una de las víctimas más famosas de los errores judiciales.
Su "caso" se estudia todavía en las facultades de Derecho. "Hoy no se habría producido, porque hubiera bastado un análisis de ADN -admite-. Mi caso es irrepetible". Y único. Es el más largo en la historia de Italia y el más kafkiano: 11 procesos y 86 juicios.

Un crimen que jamás cometió

Pese a todo, Carlotto aún cree en esa justicia -"Si no creemos en la justicia, entonces estamos definitivamente perdidos"- que le condenó por un crimen que jamás cometió y que le condujo, durante 18 años, primero, de cárcel en cárcel y, tras lograr huir, a vivir como prófugo, obligado a cobijarse en las sombras de la ilegalidad internacional por medio mundo.

La novela de Carlotto –la de su propia vida, que escribe una y otra vez– comenzó con un grito. Lo oyó una noche de octubre de 1976 en el portal del edificio en donde vivía su hermana en Padua. Corrió hacia aquel eco, que se repetía una y otra vez: detrás de la puerta yacía Margherita Magello. Tenía 59 puñaladas y 25 años. Él, nervioso, con apenas 19, se asustó, tocó el cuerpo y huyó.
Bastó su militancia en un grupo de extrema izquierda, Lotta Continua -en el que era un destacado miembro dedicado a reunir información de la policía y de los "fascistas" de Padua vinculados al emergente tráfico de drogas-, para que fuera arrestado una vez que acudió a presentarse como testigo ante los Carabinieri. Aún sigue manteniendo que aquel crimen fue una trampa que le tendieron los fascistas y la Policía.

Campaña mundial por su libertad

El hoy novelista vivió entonces seis años de cárcel y cinco prófugo en Francia, España y varios países de Hispanoamérica, en donde frecuentó las guerrillas insurgentes. Detenido en México y extraditado a Italia, fue encerrado de nuevo, hasta que en 1993 recibió el indulto del entonces presidente Oscar Luigi Scalfaro tras una campaña mundial en la que Jorge Amado y Norberto Bobbio pidieron su libertad.
Él no lo aceptó –"hubiera sido admitir que era culpable"- y acudió al amparo de la Unión Europea. Fue entonces cuando supo que el abogado de la rica familia Magello que encabezó la acusación y que calificó el presunto asesinato como "crimen de clases" era, año después, el único abogado de Silvio Berlusconi.
Libre ya, y sólo después de investigar cada detalle de su caso, Carlotto escribió un manuscrito con sus memorias: el texto se lo dio a la crítica literaria Grazia Cherchi, que le animó a publicarlo. Desde entonces no ha parado.
Esa autobiografía era una obra de ficción, "Il fuggiasco", pero sus vivencias las sigue escribiendo en sus novelas, muchas de ellas protagonizadas por Marco Buratti, apodado "El caimán", un ex convicto que, como él mismo, adora el blues y el calvados. Su alter ego confeso.

"Es ciertamente mi historia"

"La verdad del Caimán" (Barataria) fue la primera de la serie de Buratti. El argumento lo llevaba rumiando desde aquella noche de 1976. "Es ciertamente mi historia. Tanto es así que en Padua, cuando salió el libro, se armó un escándalo porque la gente reconocía por la calle a los personajes y los señalaba...", según explica una y otra vez, las mismas veces que ha repetido que su caso "estuvo determinado por el prejuicio político y la ausencia de investigación científica".
Al verdadero homicida nunca se le ha detenido, pero en aquella novela, los lectores se enfrentaron a una investigación de los asesinatos de dos prostitutas, atribuidos injustamente a un delincuente toxicómano y ex presidiario, pero que, en realidad, fueron cometidos desde los ambientes de la corrupta burguesía y los ambientes sadomasoquistas de Padua, su ciudad natal, la misma que sirve de escenario a casi todas sus obras.
En Barcelona, en la II Semana de Novela Negra, contó su propia experiencia, comenzando por el final: "En 1990 se encontró una prueba ocultada durante todos esos años, un cabello hallado en las uñas de la víctima, que no era mío. Con una prueba de ADN se habría podido descubrir de quién era. Pero desapareció de una caja fuerte del Instituto de Medicina Legal. Hubo una investigación del Parlamento italiano, pero sin resultados".

Evidente. Le sobraron las razones para añadir: "El sistema económico en el nordeste de Italia es criminal, se basa en la violación continua de las leyes del Estado, las fiscales y las del trabajo. Hoy hay un escándalo al día y no hay elemento de la sociedad que no esté corrupto. Romper la ligazón entre criminalidad organizada, finanzas y política es una cuestión clave en Italia, y es el momento de hacerlo".

Cruel, inmoral y pendenciero

Ese es el argumento mismo de "Hasta nunca, mi amor". En ella, Carlotto rescata de su pasado a Giorgio Peregrini, militante de la izquierda "clandestina y combatiente", que huye de la Italia de los 70 tras asesinar a un guardia de seguridad en un intento de atentado. Prófugo en París, huye a Hispanoamérica, en donde se convierte en un guerrillero mercenario al que no le tiembla la mano al ejecutar a un compatriota italiano, compañero de arma y de exilio.
Veinte años después, decide volver a Italia: cruel, inmoral y pendenciero, no duda en extorsionar a sus antiguos camaradas y traicionarlos, se convierte en confidente de la Policía y se alía con un comisario para dar un golpe millonario que le permitirá, dejando un reguero de cadáveres, convertirse en uno más de la emergente burguesía de Padua.
Es decir: los verdaderos maestros de la corrupción política, económica y judicial, bajo cuya tutela -y a cambio de algunos trabajos- logrará la rehabilitación, que en Italia permite, cinco años después de abandonar la cárcel, borrar los antecedentes penales.

La realidad es así

Es una novela, sí, pero Carlotto mantiene que todos los casos que cuenta en sus novelas negras son reales, aunque los esconda tras la ficción. Los propios lectores de sus obras, explica, le hacen llegar historias que luego "investigo para ver si son ciertas", aunque le lleve, en algún caso, hasta medio año.
Actitud, según afirma, que viene a compensar el "fin del periodismo de investigación en Italia". Por eso, en la presentación de la segunda novela de "El Caimán", "El misterio de Mangiabarche" (Barataria) -la última editada en España, de las siete que alcanza ya la serie-, contó, por ejemplo, que era el resultado de "un disquette que me dejó en un bolsillo un periodista que no podía publicarla. Pero yo sí. Lo bueno de ser escritor es que no te pueden denunciar". Aunque amenazas nunca ha dejado de recibir.
En "Hasta nunca, mi amor", el despiadado Peregrini, que sólo cree en él y en las balas, reniega de su pasado revolucionario para alistarse en la única revolución que triunfa: la de quienes controlan el fraude, los bancos, la magistratura, la policía, la política. Y siempre guiado por el abogado Sante Brianese, funesta miscelánea de la Italia más turbia y del berlusconismo.

Compromiso con Argentina

El "compromiso político" de Carlotto se ha extendido también a Argentina, por afinidades familiares. En 2000, el escritor denunció la complicidad de la Iglesia Católica con la última dictadura militar y señaló al que había sido nuncio apostólico, Pio Laghi.
Y es que Carlotto es sobrino de Estela Carlotto, a la sazón presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. Quizá por eso, escribió Le irregolari, en el que narra las batallas cotidianas de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo en la búsqueda de hijos y nietos, y que también ha sido llevada al teatro, en el que Carlotto ha estrenado ya casi media docena de obras de éxito.
"El libro de Massimo cuenta nuestra historia -declaró su tía-, con la frescura de las palabras de un joven de la edad de mi hija Laura, comprometido política e ideológicamente. Esta es su mejor contribución para el esclarecimiento de la historia argentina”.



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